jueves, 28 de octubre de 2010

Nace el Kirchnerismo

Son miles los ciudadanos, los militantes que dicen presente en la Plaza de Mayo. Son miles las flores, las banderas y los carteles; son cientas las agrupaciones. Sin embargo, es sólo una la consigna, que se repite una y otra vez hasta el cansancio: “Fuerza Cristina”.

Cuadras interminables de cola esperan por darle su último adiós al Ex Presidente. Confluyen en esa espera distintos sectores sociales, jovenes y viejos; todos en defensa de un proyecto político Nacional y Popular. No es tristeza lo que se respira, o no solamente. Se salta, se grita, se canta. Se vuelven a alzar los dedos en ve. Hay lágrimas pero también esperanza. El mensaje es claro.

Una señora mayor se desmaya en la fila atrapada por el calor popular; enseguida es retirada y auxiliada. En pocos minutos se recupera y rompe en llantos. Perdió su lugar en la fila luego de seis horas pero ese no es el problema: es que los médicos no le permiten volver.

Los cánticos no dan tregua. Advierten: “Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”. Piden, apuestan, por su reelección. Se preguntan: “Si este no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?”. Pero hay uno en especial que hace rugir a la multitud en un grito lleno de bronca y resignación: el pedido, casi la orden, de renuncia al Vicepresidente de la Nación que abandonó hace tiempo este proyecto. “Ándate Cobos la p… que te parió”, se insiste.

La Plaza, ayer, expresó su veredicto: es este el camino que hay que recorrer. Es este el proyecto. Y es Cristina, hoy, la indicada para su continuación y profundización. El pueblo expresó su compromiso. Su convicción en este modelo. Cristina no está sola.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Néstor: dolor y temor

Néstor Kirchner será recordado de muchas maneras. Su muerte súbita lo sepultará en la historia como el Presidente que inició un proceso recuperación y transformación en el 2003 que aún no tiene desenlace ni conclusión, sino más bien, y más hoy que nunca, incertidumbre.

La historia lo recordará quizá como el valiente que se atrevió a un puesto de fuego en un momento tremendo, en un país tremendo; como el redentor del neoliberalismo; como el hombre del sur capaz de animarse a toda una Nación y tomar el bastón presidencial en manos del mafioso de Duhalde; quizás simplemente como el hombre de los mocasines; con mayor probabilidad, como quien alzó y enarboló la bandera de la defensa de los Derechos Humanos. O quizá sencillamente sea recordado como el esposo de Cristina Fernández de Kirchner; como el primer presidente de nuestra América; el refundador de la Patria Gande. O, quién sabe, como el militante que llenó de montoneros la Casa Rosada.

Pero, sin duda, una imagen recorrerá todos los libros y manuales. Una imagen que será inmortalizada como una de las más relevantes de nuestro país; la imagen de un gesto, de un noble pedido con fuerza de orden. El pedido al Jefe Máximo de las Fuerzas Armadas en el mismo lugar que años atrás había funcionado como centro clandestino de detención de dicha instutución, de que retire, para siempre, el cuadrito del Presidente más nefasto de nuestro país, Jorge Rafael Videla. "No es rencor ni odio lo que nos guía en este día; es justicia y lucha contra la impunidad", declaraba.

sábado, 23 de octubre de 2010

Una buena pregunta

Me llamaste a eso de las tres. Estaba sentado en el 168 que iba para Olivos a la altura de Constitución. Cuando sonó el aparato pensé: “Mi viejo”, pero no. En la pantalla se leía tu nombre y es por eso mi sorpresa: porque nunca habíamos hablado antes y no me esperaba ese llamado, y menos esa tranquilidad en tu voz, esa naturalidad. “Si nos conocíamos hace tan poco”, pensaba. Te respondí y habré sonado como un tonto, pero igual quedamos en vernos, y al poco rato nos vimos.
Me atraía que no tengas problemas en expresar lo que sentías, en llamarme cuando tuvieses ganas de verme. Parecen estupideces, pero no es poca cosa; al día de hoy las recuerdo. Me gustaba que me abraces así de la nada y, curiosamente, me fascinaba que al proponerte juntarnos me respondieras: “La verdad que no, no tengo ganas”. ¿Dónde conseguir alguien igual?
No sé si es madurez, pero seguro es algo que anda por ese concepto o lo rodea.
Una vez temía suspender una de nuestras citas: habíamos quedado a las cinco en no me acuerdo qué plaza y media hora antes me llama, bien oportuno, como siempre, un amigo ofreciéndome ir a la cancha con él sin pagar un peso -el partido empezaba a las seis-. Dudo, es verdad, pero acepto su propuesta, aunque con la tristeza de no solo tener que postergar tus besos sino de tener la obligación de llamarte y contarte que prefería ver a veintidós tipitos correr atrás de una pelota –porque eso era para vos el fútbol– antes que encontrarme con vos.
Te llamé, entonces, y con la más tierna y dulce de mis voces te conté la curiosa situación. Preveía un enojo, una crítica, algo, al menos un tono de reproche, pero no. Ni parecido. Me dijiste, así, textual: “¡Qué bueno, che! Me alegro. Bueno, nos vemos otro día”, fulminándome con la respuesta. No sabía qué decirte, no era posible una respuesta como esa; no para mí, por lo menos. No en ese momento. Revisaba cada hueco de tus palabras esperando notar resentimiento o algo parecido. Pero no. Ni ahí ni nunca encontré falsedad en tus palabras, en tus expresiones. Y eso fue lo que me hizo quererte.
Al día de hoy me pregunto: ¿Estaba mal que te des besos con otras personas, sabiendo ambos que solamente me amabas a mí? Buena pregunta.

martes, 12 de octubre de 2010

Don Balón, como en los buenos viejos tiempos

Lunes, 10 de la mañana. Partido chivo. Se enfrentan Iveco Bicentenario y La Probeta de Gise. Iveco busca mantener la punta; La Probeta, sacar su chapa de campeón y arrimarse al lote de los punteros.

Pita el árbitro y la redonda gira. Los primeros cinco minutos los rivales se miden y analizan. La Probeta no arriesga y llueven los pelotazos del gran arquero, flamante incorporación, Facundo Pipa Estévez. La Probeta apuesta a la pelota dividida y a la fricción, a la velocidad en una peinada en tres cuartos de cancha; Iveco, a alguna aparición mágica del 14. La Probeta pronto explota su juventud y a los rivales se los empieza a notar cansados.

El planteo táctico del equipo campeón hace dos años ha variado y hoy presenta en el campo un interesante 3-4-1.

La línea defensiva, compuesta por Federico Daldoss alias el "Rompe-piernas-grosso", el Caudillo Jeremías Acuña y el Colorado Diuk se presenta solida y sin fisuras. Hasta se permite, por momentos, salir jugando con el Colorado Diuk, quien se gana los aplausos y la admiración de sus compañeros: "Bien Diukkk", le gritan. En el banco de suplentes algunos hinchas curiosos se preguntan: "¿Es el mismo del golazo en la final?".

El bloque defensivo lo completa el Rolando que no es Schiavi, el Rolito que no es de hielo, aunque casi: Nicolás Woszezenczuk, quien se muestra atento como nunca y pone lo que hay que poner y rustiquea lo que hay que rustiquear. No es Mascherano pero, hoy, transmite seguridad. Cada tanto se come un pique traicionero y queda pagando, pero quizá Rolo no tenga la culpa -usa lentes de contacto-.

En la generación de juego, la Probeta se hace esperar. Los toques son esporádicos y la magia no aparece. El partido está trabado en el medio. Matías Ramos, más conocido como Eme, recostado sobre la izquierda, se mueve por todo el frente de ataque. Espera su momento; por ahora, solo por ahora, pasa desapercibido. A Maxi Niz, capitán de la Probé, se lo ve flaquito pero mantiene su firmeza y, aunque no llegue, el enganche hacia el área está siempre latente -Maxi es zurdo y juega por la derecha-. Maxi pagaría más tarde con una sola jugada el uso de sus botines blancos. Gabino Andrenacci, con mayores libertades que nunca, aparece como el equilibrista y el elaborador de juego: acompaña a Rolo en el mediocampo. Arriba, molestando a los defensores, aparece Darío Martelotti, ahora más adelantado que nunca.

El árbitro, entre tantos campeones, no quiere perder protagonismo: cobra laterales mal hechos, los cede al rival y luego se los devuelve al Colorado, quien, sorprendido ante tanta injusticia, intenta no echar a perder su segunda oportunidad.

Justamente, de un lateral del Colorado se abre el partido. En el primer palo había que tener cuidado con el 5, grita, vocifera, implora, un defensor del bicentenario: dos saltan a disputar el balón y la pelota pasa de largo, el arquero se sorprende y no logra contenerla. La pelota queda boyando y ahí aparece el 1, que no es Gabo ni Amaya, sino la incorporación de la Sesta del año 2010, Eme, que paga con goles su ya indiscutida titularidad.

Segundo tiempo. Sale Eme, exhausto, y entra Javo, Javinho, el del diez en la camiseta, que viene a cubrir con magia la banda izquierda. Iveco comienza tocando pero enseguida se nota la falta de ideas y la pelota va al lateral. Hay tranquilidad en los probetianos, quienes no desesperan por el segundo gol. Hay tiempo para el toque y más toques. La Probeta se repliega pero deja a Daro para aguantar la pelota y lanzar el contragolpe letal.

Así, en una semi pared entre el 8 y el 5, llega el segundo gol. Gabo controla la bocha en la puerta del área, Daro se la pide con desesperación, Gabo toca, atento, y Daro no duda: 2 a 0 y a llorar a la Iglesia. La pelota pasa por entre las piernas del arquero, quien se lamenta, y se sigue lamentando hasta el día de hoy: "Si tuviese la de Lucatini...".

Los Ivequianos se lanzan al ataque, pero están derrotados física y anímicamente. Los muchachos de la Probeta pareciera que anduvieron mirando "La era del hielo" en la semana; acortan los espacios y se posicionan para salir de contra. Pipa tiene una bolea formidable y a partir de allí la Probeta lastima.

Cabe destacar una raspada de Grosso el rompe-piernas, quien ante una pelota casi dominada, se lanza al piso, demostrándole al rival que por allí no pasaría fácilmente. Cara de malo, la pelota rebota casi en su rostro y se va al lateral. Aplausos de la tribuna: ese es el juego que gusta. También Grosso, inflado por esta demostración de fiereza, se permite un lujo digno de mención: Daro juega hacia atrás, Grosso recibe, y sin levantar la cabeza, toca de taquito para el gran Maxi, quien tiene en sus pies el tercero pero la pelota se va ancha.

Con el 2 a 0 y el partido dominado, Javo se adelanta un poco y Daro retrocede. Javinho tiene una clara, clarísima, pero roza el palo y se va. "Uhhhhhhhh". Hay tiempo para otro remate de Daro tras un pase de Javo desde la izquierda, pero el arquero se muestra lo atento que no estuvo en toda la tarde y la saca al corner. Sobre el final, Maxi paga con un tiro libre el uso de semejantes botines y estrella la pelota en la unión entre el travesaño y el poste. "Clank", estalla. Afuera, la tribuna delira: "Íiidolo".

Afuera, Lucatini alias Franquito, alias Pikachu, alias Richi Fort, alias Lucatain, alias Mister Magoo, alias la Cenicienta, alias Trípode, alias le Tour Eiffel ordena el fondo y se desespera. A pesar de la lesión vino a bancar a su equipo. Luqui espera su tiempo para ganarse el puesto. La actuación de Diuk le genera sentimientos encontrados; piensa que va a ser díficil suplantar al Colorado -porque hoy la rompió-, pero al final del partido se relaja y se reconforta con un pensamiento que es casi una convicción: "Con este equipo se puede ser campeón".

sábado, 9 de octubre de 2010

Gandalf y la UNASUR

Cuando estamos en la escuela, el compañero más grandote, más musculoso nos da miedo. Tiene el poder. La piña está siempre latente y temblamos ante el desafío de su poderío físico. Le damos la razón, tratamos de no discutirle demasiado, de mantenerlo contento. O nos hacemos sus amigos, nos ponemos a su lado y le hacemos una caricia a su ego diciéndole al oído: qué fuerte que sos, y hasta quizá le sonreímos.

Bueno, en política no estamos tan alejados de eso. ¿Cómo frenar a una potencia su sed imperialista, su sed de recursos? "You shall not pass", quizá, como le dijo Gandalf al Balrog, minutos antes de caer por la cornisa y ser derrotado por la gran bestia de fuego. No, así la cosa no funciona. Pues pasarán igual. Tampoco se pueden usar las espadas; lo dijo Gandalf también. Dijo: "Aquí las espadas no servirán", y tenía razón. El poder era y es muy grande, muy temible y oscuro. Gandalf dijo que había que utilizar magia frente a terrible poder, y tenía razón. Pero, lamentablemente, igual perdió, cayendo en el abismo.

Argentina apenas tiene algunas espaditas, y en manos de hombres que nunca las usaron ni tienen muchas ganas de usarlas. Por lo que las espadas no representan una opción viable. Frente al mundo, haber alcanzado el G77 es un logro, por lo que el grito de fuerza, aquel que deba hacer temblar a propios y ajenos, tampoco funcionaría. "You shall not pass", sería una especie de juego, una especie de comedia en la que sé que pasarás pero bueno, al menos te desafío y todos oyen mi grito valiente y desaforado, por más de que luego sea tristemente olvidado y fácilmente ocultado. Porque con los gritos en política no se hace nada, valen solo los hechos. Entonces, ¿qué hacer?

Magia; magia es lo último que le queda a la Argentina. Pero no hay ningún báculo superpoderoso ni ningún mago capaz de enfrentar semejante poder ni capaz de resucitar y volver a dar batalla. No lo hay por ahora. El báculo se llama América Latina y de a poco se va construyendo.

Extra: hace pocos días el Balrog -que no es el Balrog tonto que describe Tolkien, ese que camina siempre para adelante y solo sabe usar su látigo- se tomó el trabajo de avisarle a Gandalf, es decir, a Argentina, que iba a pasar por el puente. Es más, la carta de notificación se la mandó unos días antes y así le escribió, casi cariñosamente: "Discúlpeme señor Gandalf, digo Argentina, en los próximas días estaré arrojando fuego, digo algunos misiles, cerquita del puente. Sólo le quería avisar. Espero su respuesta. Sé que se va a enojar, pero la decisión está tomada. Y el puente, claro, las Islas Malvinas, me pertenecen, como usted ya sabe".

Y el mensaje terminaría ahí. Pero también se verían unas letras élficas -unas letras élficas que no son las que describe Tolkien, porque las de Tolkien las veían sólo unos pocos y estas casi que las ve todo el mundo- que dirían: "¡Ah!, ¡me olvidaba!, también le quería transmitir, antes de que me grite infantilmente "you nosecuanto pass", que, por si no lo sabía, el primer mundo, mejor escrito: El Primer Mundo, se caga, como se ha cagado siempre, en la OEA, la ONU, y, sobre todo, en la UNASUR, ¿qué es esa porquería?".

Gandalf resistió, dio pelea, terminó cayendo pero salvó a unos cuantos.

Argentina está en eso.

jueves, 7 de octubre de 2010

Reflejos

Al principio te creía hermosa, espléndida, perfecta. Me gustaba tu voz, tu cabello, tu forma de vestirte, tus ojos, tus cachetes. Me gustabas vos, me gustaba todo lo tuyo; lo bueno y lo no tanto. Me gustaban tus pañuelos, tu panza, tus kilitos de más. Podíamos pasar días enteros solos, besándonos, mirándonos, charlando de esto y aquello, de la vida, del futuro, de cosas grandes, pero también de las pequeñas: qué nos íbamos a cocinar, si milanesas con puré o papas fritas, o si quizá nos pediríamos una piza para no lavar. Podíamos pasarnos horas haciendo nada que lo disfrutábamos como a ninguna otra cosa.

Luego empecé a ver algunas cosas que no me agradaban, que antes no veía. Pero no me importó. Percibía en vos cierta inseguridad, algo de inmadurez. Había algo que no me gustaba en la relación, pero eran solo momentos, ocurrencias. Las virtudes se transformaron en defectos. De a poco, vos empezaste a notar lo mismo. Ciertas actitudes, algunas respuestas fallidas; cosas que antes no pasaban, o si pasaban, eso; solo pasaban. Solo eran nimeidades, trivialidades, respecto a lo que estábamos y habíamos construído.

El problema estuvo cuando todo lo malo lo quisimos cambiar.

sábado, 2 de octubre de 2010

Habría

Si Carlos hubiera sabido que a las 3:46 de la madrugada del martes él, su esposa y sus tres chiquitos morirían por inhalación de monóxido de carbono, habría aprovechado las últimas horas de su vida para hacer aquellas cosas que le quedaban pendientes. Le habría dicho a su mujer cuánto la quería, la habría besado con pasión como no lo hacía desde hace tiempo. Le habría dicho a sus chiquitos lo que ellos representaban en su vida: todo.

Los habría abrazado infinitamente con lágrimas en los ojos, pidiéndoles perdón por esas tardes de malhumor en que los castigaba y los obligaba a encerrarse en su cuarto, prohibiéndoles la televisión. Les habría señalado, en cambio, lo orgulloso que estaba de ellos, lo felices que su esposa y él estaban de verlos crecer, cada día más grandes y señores. Les habría declarado, otra vez, todo su amor; que la causa de su existencia, que el motivo de su felicidad, eran sus sonrisas y que ninguna otra cosa le importaba más que verlos reir.

Les habría dicho que sí, que cómo no, que esta noche se quedaría jugando con ellos. Los habría dejado quedarse despiertos hasta la hora que quisiesen y hasta les habría permitido faltar al colegio, los habría llevado a la plaza a comer todos los copos de nieve que ellos quisiesen y las caries, esa vez, no importarían.

Aunque todo esto al pedo. Quizá Carlos solo le habría contestado que sí a su mujer, que la apagase, que no era una noche tan fría, y que volviese a la cama a dormir, que mañana se tendrían que levantar ambos muy temprano... Quizá Carlos solo habría apagado la estufa y abrigado con frazadas a su familia.