martes, 4 de agosto de 2009

Cíclico

De vuelta con una vieja amiga que la tenía olvidada, escondida, aunque siempre presente. De vuelta esa muchacha frígida de mirada opaca y sin brillo; de compañía no grata. Esa imágen invisible que se acuesta tarde y casi ni duerme; merodea. Esa figura codicada y pretendida de lejos, pero que de cerca acecha y mortifica.

Si te extrañaba, yo no sé.
De vuelta, Soledad, estás conmigo.

lunes, 3 de agosto de 2009

Saltar

Hoy tengo piernas pegajosas, así como bien flacuchitas, pero con estilo, con un estilo bien particular y para nada discreto. Son como un poco húmedas; son raras, es cierto... Las tengo que cuidar, y por eso salto; no soy de correr. Me gusta saltar, de acá para allá, a un árbol, a una ramita, o a veces me quedo tirado en el piso, mirando, observando qué pasa por encima mío... y qué pasa por debajo. Porque uno suele olvidarse del debajo, pero también pasan cosas ahí. Arriba es como más tentador mirar, no lo niego, pero abajo hay también para escuchar, hay más para sentir y tocar. ¿Y esas cosas por dónde las siento? Por mis piernitas, sí, que a veces se ensucian de tierra, pero no importa, porque al rato voy y me mojo un poquito, y quedan como nuevas. Me agrada mojarme, empaparme... nadar. No quiero ser egocéntrico, pero debo decir la verdad, y es que nado muyy bien. Me siento cómodo en el agua. Cuando estoy limpio, entonces ahí, vuelvo a saltar. Salto tan lejos a veces que hasta yo me sorprendo, y me quedo un tiempito pensando: "Pucha, que alto salté". Eso lo pienso por un rato, me quedo sentadito ahí y vuelvo a observar todo de nuevo, desde otros parámetros, creo yo, porque como les dije, a veces salto mucho; definitivamente no es joda esto del salto. Me gusta observarlo todo con una calma y una tranquilidad díficil de describir. Admito que camino poco y nada, no lo necesito, o no me gusta; jamás me lo pregunté y creo que no lo voy a hacer ahora por esta confesión estúpida y sinsentido: simplemente no camino. Tampoco soy alguien muy querido, pero a veces noto cómo se quedan mirando mis formas y no sé qué más. Me miran el lomo, creo yo, pero no sé qué tengo de raro, nunca pude verme muy bien. Un poco me he visto en el reflejo del agua un día de diluvio pero eso no basta para definirse a sí mismo, no es suficiente.

Final A (opcional):
Y a veces salto y alcanzo lugares extrañísimos, con animales muy raros, grandes, y de unos sonidos muy particulares. No me caen mal, es más, me quedo mirando esas extrañas maravillas que tiene la selva en donde vivo, y al rato me voy, de vuelta para mi hogar. Pero hay una sola cosa que no entiendo de todo este asunto, y es la siguiente: ¿Qué necesidad tendrá ese bichito soberbio y enorme de lanzarme esa cortina de luz blanquesina que retumba en mis ojos por días enteros? Eso sí que no logro entender.



Final B (opcional):

Otras veces volé; hoy me conformé con saltar.

Final luego de A ó de B:

Bueno, acá terminan mis pensamientos porque nunca me gustó estar mucho tiempo quietesito en un mismo lugar; cuestión de sentirse seguro, vio. Prefiero volver a saltar, y eso es lo que hago. Adiós.