lunes, 5 de mayo de 2008

El francotirador

"Si pega en el palo -del lado de afuera- te podés llegar a sacar, es la verdad. Podés venir jugando exquisito pero si errás una fácil, ahí te desarmás, (y te desarman con las puteadas, claro). Ni que hablar si te putea un compañero tuyo; hay que ser mal tipo eh… Pero cuando roza del lado de adentro, ahí sí… la adrenalina sube y a la mierda que me corro todo para festejar el gol, qué mierda si estaba caminando desde hacía veinte minutos, para festejar te puedo correr hasta saludar al arquero que no hay problema, esa es la verdad. Eso se sabe. Ni que hablar si el gol marca la mínima diferencia en un partido, ó si acaso se logra un empate sobre la hora; afónico todo el fin de semana, y con orgullo. Sí, estoy afónico, es que metí un gol, ¿y qué?

Una definición errática, en cambio, un tiro afuera, puede malograr una buena actuación; derribar todo lo estudiado en la pizarra del vestuario, todo lo entrenado durante la semana. Pero, ahora sí, lo que realmente me molesta es que me vengan a hablar de que los partidos se ganan por el estado físico, de que uno tiene que aguantar los 90 minutos corriendo detrás de la pelotita, ¿pero qué carajo es eso? Acá, muchachos, nos olvidamos de la táctica. Hasta el más gordo de los gordos te puede meter un centro en la cabeza, un pase entre líneas que te deje sólo al siete; hasta el más fasero puede tirar el mejor cambio de frente… ¿o me van a decir que no? y en cancha de once te estoy hablando; qué cancha de nueve, de siete, ni papi fútbol, acá se juega de once: once contra once, y nada más. Como cuando se juega sin ofsaid, ¿pero son pelotudos? Te pongo al diez, al nueve y al siete en el área chica y te tiro todos pelotazos: eso no es fútbol, che. Que ahora se hacen todos los lindos; que la canillera, que los botines, que la remerita, la pilchita, la vendita para el tobillo, ¡EL ANTITRANSPIRANTE! (dios mío…), el desodorante homosexual, de marca tipo rexona o alguna de esas -al menos no la caretean, qué se yo- y todas esas cosas para ganarse minitas jugando para el reverendo culo. ¿Pero qué te hacés si empieza a llover y te metés en el vestuario como una puta? Se te ensucia el pantalón y pedís el cambio... eso por decirle a mami que te compre pantalonsito blanco, comprate uno negro y jugá, raspá, tirate al piso. Y por favor que no haya barro, porque claro, ahí ni se arma el partido. Pero vamos todos a cambiarnos…

¿Partidos? Partidos eran los de antes... -Beto, te juego un wini"