lunes, 16 de julio de 2012

Charla con Huguito, segunda parte

-El otro día cuando nos íbamos una vecina te preguntó por la lotería, ¿jugás siempre?

-No, a la quiniela juego.

-¿Cómo es?

-Según lo que apuestes… Ponele, si apuesto, si juego en las tres cifras y agarro las tres cifras, los tres números, si agarro, agarro casi 800 pesos. Si acierto los tres números…

-¿Y qué harías con eso?

-Y si me lo gano… Y no, pero por ahí si ganás por ahí te podés salvar, te puede ayudar en algo, nomás, nada más.

-No, como me dijiste que tu viejo había ganado allá en Concordia…

-¡Sí! mi viejo ganó dos veces la lotería, pero el billete ganó, no este. El de Navidad ganó. Dos veces. Pasa que este no te ayuda en nada, te puede sacar del paso nomás. Te saca del paso según la plata que pongas. Yo pongo un peso nada más. Ponele que si agarrás con cinco pesos, diez pesos, las diez cifras, imaginate que vos lo tenés que… que cómo es que se llama, cómo es que se dice…

-Multiplicar

-Claro, vos imaginate que con un peso te dan 800 mangos, con diez pesos imaginate cuánto agarrás…

-Después, comparando tu vida ahora con la vida con tu abuela, tu tía, ¿cómo la ves? ¿Tenés más o menos comodidades?

-Noo, hubo un tiempo que me críe en la calle, dormí en la calle. Allá en Concordia, eh. Dormía entre los vagones, todo allá en Concordia. Hasta que... A veces me quedaba entre los vagones, pero a veces me quedaba en la casa de mis parientes.

-¿Y hace cuánto vivís acá, ponele?

-Y acá van a ser seis años.

-¿Y antes dónde vivías?

-Acá en la otra cuadra.

-Ah, ¿y por qué cambiaste? (Silencio) O sea, ¿Por qué te viniste acá? ¿Mejor o peor, digamos?

-Tuve problemas con mi tío. Mi tío me dijo que pagaba alquiler ahí y no pagaba. Me cobraba a mí los alquileres y no pagaba. Hasta que un día se descubrió, viste que la mentira tiene patas cortas… (reímos). Un día falleció el papá de los pibes y un día yo estaba ahí, cuando yo estaba ahí en la cancha, estaba preparado para ir con mi bolso ahí a la cancha, y vinieron dos chabones y me preguntaron, mi tío estaba laburando, y me preguntaron: “¿Usted quién es?”, “No, soy el sobrino del tío, ¿y ustedes por qué vienen?” le digo, “No, nosotros venimos porque ustedes no pagan alquiler”, me dice, (se ríe al contar la secuencia, la cuenta entre risas) “Cómo que no pagamos alquiler”, le digo, “yo todos los meses le pago a mi tío”, le digo, “el alquiler, si él me dice que paga”, le digo.

-Claro, horrible.

-“Y bueno, ¿y tu tío está?, “no, mi tío no está”, le digo. Y bueno ahí (se vuelve a reír)…

-Ahí te quisiste matar.

-Noo, me dice, (trata de no reírse, se pone serio) me dice: “Bueno, decile a tu tío que se tienen que ir a la mierda”. Lo llamé a mi tío para que… (No puede contener la risa).

-Y lo mandaste vos a la mierda.

-(se ríe a carcajadas) Noo, boludo, lo llamé a mi tío y le digo “Che, tío”, le digo: “¿Cómo es, boludo, me decís que pagás acá el alquiler, boludo, acá”, le digo, “y no pagás nada?”, le digo. Encima le decís, porque le dijo que había una vecina ahí que le daba la plata ahí para pagar, ¿viste? Y era todo mentira, le digo. Yo le fui a preguntar a la vecina todo ahí, ¿viste? Vinieron los hijos del dueño acá, le digo, que nunca pagaron alquiler. “Noo, ¿cómo puede ser?”, no sabía dónde meterse el chabón… Y bueno (se ríe) ahí me vine y me conseguí acá y me alquilé acá. (Silencio. Se pone serio:) Pero siempre porque tengo laburo ese del Colegio, porque todos los meses tengo la plata. Y los primeros días siempre tengo la plata…

-¿Y, estuviste más cómodo?

-Pasa que… (piensa) … Eh…

-Digo, cómo te fuiste acomodando con las cosas.

-No, no, vos imaginate que vos vayas a vivir a una casa ajena, ¿vos cómo te vas a sentir?

-Pará, ¿te estás refiriendo a esta?

-No, no

-A otra

-Claro. Esta es mi primera casa, claro. Pero vos imaginate, vos entrás y es tu casa. No tenés que pedirle permiso a nadie para prender la televisión, para hacer lo que vos quieras, ¿me entendés o no? Nadie te va a decir… ¿me entendés? Pero cuando estás en casas ajenas vos te tenés que privar todo…

-¿Y por qué siempre viviste en casas ajenas?

-Y no sé por qué viví en casas ajenas. Porque no tenía… no sé.

-¿Hace cuánto que estás acá?

-Hace seis años ya

-(Arriesgo involucrarme un poco) Bueno, hace seis conseguiste estar en blanco, que te pusieron en blanco en el laburo. Tiene que ver un poco, capaz. Tener fijo, ¿no?

-Sí, pasa que… Yo tenía siempre plata… Ah, claro. Acá yo pagué un mes anticipado para estar acá. Sí, ya tenía la plata, pero… No sé, no sé por qué viví en casa ajena. No te puedo explicar porque no sé por qué viví. Pero yo nunca quise tener nadie, que nadie me regale nada, porque yo trabajo, ¿me entendés? Y no me gusta vivir de los demás. Si tengo, no me gusta hacer… no me gusta hacer, cómo te puedo decir… Si yo vengo, vengo al mediodía: “Y, tío, ¿te hace falta algo para cocinar?”, qué se yo, pongo la plata, ¿me entendés? No soy un tipo de decir no, vengo, como acá.

-Claro, es la primera vez que pudiste tener tu casa propia, tu espacio propio.

-Y sí, a veces yo tengo ganas de largar todo a la mierda y digo, qué hago si largo todo a la mierda, si largo todo a la mierda a dónde voy a ir a vivir, a la calle, ¿o no?, y en la calle quién te va a dar… Yo tengo que agradecer que estoy viviendo en un techo, ¿o no? (Silencio) ¿O no? Es lo fundamental.

-Obvio.

-¿O no?

-Sí, obvio.

-Tengo acá… Estoy acá, estoy cómodo. Me acuesto a dormir, me levanto mañana. Tomo un mate tranquilo. Eso es lo que tengo que agradecer. Que tengo esto, ¿o no? Que puedo pagar mi alquiler. ¿O no?

-¿Y cómo sería para vos estar mejor?

-(Mira a la pared, hay un silencio, pone caras que nunca había visto, la pregunta lo descoloca:) Y no… ¿Estar mejor?… Yo creo que estar mejor… Estar mejor sería sabés cuál sería estar mejor…Estar mejor… Me gustaría estar en familia. Estar en familia. Eso es lo que me gustaría estar. Estar mejor sería estar con mi familia. Tener una familia. Estar con alguien. Eso. ¿Entendés? No levantarme todos los días y no encontrarte con nadie, ni tener con quien compartir un mate, no tener con quien charlar, ¿me entendés? ¿O no?

-Has estado igual… (Venía hablando antes de encender el grabador de este tema, un tema delicado para él)

-Y sí. (Silencio).

-O sea, no lo ves como una cuestión material.

-No… no, no lo veo como una cuestión material, no, no. Yo todavía lo que pienso es que tengo todavía 38 años, 40 años, yo lo que pienso es que puedo seguir laburando hasta los 40 años, voy a estar a ful pero después de los 40, ¿me entendés? Ahí sí… Puedo estar ful, ¿o no?

-Igual tampoco es que hay una edad, un límite, ¿no? Se va viendo. Me imagino, no sé.

-¿Vos no pensás? No decís… Es como yo pienso con Marina. Yo digo, quiero seguir hinchando las bolas con Marina, pero pará, a veces digo, cuando Marina sea grande, por ahí no me da importancia. ¿Me entendés? Va a decir: “No, pero mi viejo me aguantó, me aguantó, me aguantó”, va a decir Marina. Y vos qué pensás decir... ¿Vos cuántos años tenés?

-21.

-Y bueno, vos tenés 21.Y vos decís: mi viejo, yo tengo que prepararme para tener una profesión. Ayudar a mi viejo. Si mi viejo me aguanto todo hasta ahora. Y si no, voy a estudiar para aguantar a mi viejo.

-Claro.

-¿Me entendés o no?

-Sí, sí.

-Vos tenés que procurar para agradecrle a tu viejo, porque tu viejo algún día…

-Lo va a necesitar.

-Igual que yo digo gracias a Dios, gracias a Dios yo soy un tipo sano, ¿sabés por qué? Porque nunca me enfermo, nunca me enfermo, nunca tengo nada. Vos imaginate que yo caigo un mes en cama. A mí quién me va a traer algo. Quién me va a traer un plato de comida acá en casa. ¿Me podés creer o no? Quién me va a traer…

-Te entiendo.

-Yo todos los días tengo que salir a laburar. Es así el tema, ¿o no?

-Sí… ¿Y de acuerdo a tu experiencia qué cosas hicieron que hoy vos estés mejor, igual, o peor que antes? Y si es que te ves mejor, igual, peor…

-No…

-Que antes hace cinco, diez años, no importa.

-Eh, lo que estoy mejor es que tengo esto, nada más. Que no dependo de nadie. Eso. ¿Me entendés? ¿O no?

-Tu lugar propio, decís.

-Claro

-¿Y pensás, ponele, a futuro? ¿Te imaginás el futuro?

-Sí, pienso el futuro… sí, pienso… Yo lo que pienso es que…pienso el futuro, sí, pero… Pienso… Yo digo tan analfabeto no puedo ser. Yo lo que tengo que… Progresar (la pronuncia con un énfasis, como si hubiera encontrado la clave de todo lo que me estuvo contando en esta segunda parte). Yo lo que tengo que decir es no, cómo hago para progresar si no sé nada, si no sé ni leer ni escribir. Si no sé ni leer y escribir no voy a progresar, ¿o no? ¿Es verdad o no?

-Ajam

-¿Cómo hago, me entendés? Para progresar si no sé leer ni escribir. Y yo no quiero ser como esa gente que está en la calle… Y si yo quisiera aprender algo, y a ganar más plata, yo le brindaría todo a mi hija. Nada más. A Marina.

-¿Qué querés de ella? Cuando crezca, digo.

-Yo lo que quiero es que aprenda a leer y escribir bien ella. Que aprenda ella bien. Porque el otro día no pasó de grado, ¿viste? La mandaron a estudiar a otro lado, la mandaron a hacer, ¿cómo se llama? Clases de apoyo, todo, hasta que la pasaron a segundo. Y yo no quiero que sea como mí. No quiero que sea analfabeta, nada, mi hija.

-¿La hicieron repetir?

-Claro, la mandaron a hacer...

-¿Pero repitió o clases de apoyo y siguió?

-No, siguió yendo a primero y después la pasaron a segundo. Está en segundo ahora.

-¿Pero se atrasó un año?

-Sí… No, no, no se atrasó un año.

-Ah, eso es lo que te decía.

-No, no, no se atrasó.

-No, no se atrasó, pero tuvo clases de apoyo.

-Pero no quiero que sea así como yo… ella. Y, no sé, qué se yo, quiero que sea grande y que diga: “Bueno, tuve un papá un día que no sabía leer ni escribir y que no me ayudaba”. Ella debe pensar eso. Capaz que la madre no le dice: “Tu papá no sabe leer ni escribir”, ¿viste? Pero yo quiero que ella aprenda. Ahora ella está contenta porque puede ir a natación, todo eso, ¿viste? Está contenta y me dice: no papá, yo voy a ir así, y así, y así. Está bien, pasa que yo no le hablo mucho así y le digo: “Estudiá, vos, hace lo que vos quieras”, y así le digo. Yo quiero que ella, en un tiempo capaz, en un futuro, me lo va a agradecer, ¿o no?

-Seguro.

-¿O no? Si ella me dice vos sos mi papito, vos sos mi papito, me dice. ¿O no?

-¿Pero le gusta ir al colegio a ella o no?

-Sí

-¿Le gusta?

-Sí. Sí, sí. Porque se siente sola, como yo me siento solo, ¿viste?, ella se siente sola en la casa. Entonces… Ella estaba acostumbrada a levantarse temprano conmigo también, ¿viste? Entonces, qué es lo que quiere ella. Ir a buscar compañía al colegio. Se va al colegio y… ¿me entendés o no?

-Ajam

-Quiere ir al colegio. Porque se siente ahogada en la casa. ¿Me entendés o no? (silencio).

-Y… ¿qué te imaginabas vos a los 20, más o menos? ¿Qué querías hacer?

-No, yo nunca tuve eso. Nunca tuve idea. Tengo 38 años y todavía no tengo una profesión. Nunca se me ocurrió aprender algo tampoco…

(Silencio, se muestra algo distraído o cansado, o las dos, no sé. Entra alguien: “Sale 48 Hugo”. Habla de las pizzas que se pidieron para ver el partido de Argentina contra Ecuador. Mientras busca la plata en su billetera, rompo el hielo con una pregunta, o al menos lo intento: “¿Es y media el partido no?”, “Sí, 7 y media”, “Son y cuarto ya”. ¿Qué ya la encargaste ya?”, le pregunta Hugo, “Sí, ya la encargué”, “¿A ver cuánto te tengo que dar?”. Las cuentas, como en nuestra entrevista, no las hace él. “24”, “¿Vos tenés ahí 24, así te pago con 100?”. “No, yo le dije que íbamos a pagar exacto… ¿No tenés 24 ahí?”, pregunta amable. Tarda otro tiempo más. Le alcanza los billetes y le dice: “Ahí está, ya está bien, ¿no?, 25, está bien. “Y si bajás boludo comprate una cerveza, dos cervezas, ¿a dónde vemos el partido acá o en tu casa?”, “Acá lo vemos, ahora vengo”, “Bueno”. Se va).

-Acá se ve lindo en este televisor.

-No, igual no tengo cable. Discutí con un vecino, ¿viste?, acá, el otro día y me cortó el cable. Sigamos…

-No, ya estamos bien (no solo se viene la hora del partido, sino que Hugo está cada vez más distraído, ahora con el celular en la mano y viendo la pantalla). Sólo si te quedó algo por decirme, si te gustaría decirme algo que no te pregunté, o compartir algo. Sino…

-¿Cómo? No te entendí.

-Claro, si querés contarme o compartir algo. Otra cosa.

-(Sigue con el celular) Ahora le mando mensaje a esta piba y vos te vas a reír. (Tarda unos minutos y me alcanza su celular. En la pantalla está escrito: “toma algo matarde”. Me pregunta, con risas, si está bien, le digo que no pero que se fije, que es un error que ya habíamos hablado juntos. Repite en voz alta y se da cuenta que falta el “mos” de “toma”, pero el partido está cerca, las pizzas ya vienen, entonces dice que no importa: “Dejá, no tengo ganas”, me dice casi agresivo, y lo manda, al toque responde y efectivamente la mujer entendió. Me pide a mí que se lo lea). Yo… yo lo que no entiendo es cómo puedo leer algunas cosas y no sé escribir un carajo. ¿Cómo puede ser? ¿Qué es lo qué es? ¿Cuál es el tema? Lo principal…

-(No sé la verdad, pero arriesgo) Que practiques, que te sientes, que escribas y que te equivoques…

-Eso me decía Nacho (un compañero del trabajo que lo estuvo ayudando a la salida del laburo pero que, me contó, dejó porque no tenía tiempo diciéndole que tenía que ir a aprender a la escuela. De hecho, Hugo me mostró el cuaderno, donde tenía anotadas las letras y las vocales, además de algunas frases con correcciones de Nacho. Sale Argentina a la cancha).

-Que te equivoques… ¡es cómo en el fútbol! Vos sabés cómo es. El otro día me contaste que jugabas bien, que tuviste la oportunidad de ir a un Club. Vos cuando empezaste a los cinco años te tropezabas con la pelota, y le pegabas peor, mal, y fuiste practicando. No aprendiste de un día para el otro.

(Sale Argentina a la cancha. Le anoto el celular en su aparato, que el otro día no quedó agendado. Me dice que cómo, que cómo me voy a ir ahora, que me quede a comer unas pizzas. Le explico que voy a ver el partido con mi viejo, que había quedado ya –vivo a dos cuadras–. Volvemos a hablar para quedar para otro día. Le digo de vuelta que tiene mi celular en el libro y en la agenda, que me mande cuando quiera un mensaje o algo para tomar unos mates y enseñarle lo que pueda).

-Vos venite cuando quieras, llamame y venite, pasá, estoy al pedo acá. Vos sabés, vos sabés que yo quiero aprender…

1 comentario:

martina dijo...

no leí la entrada, pero quería pasar a decirte que muy lindo tu comentario. A mi también me pasa lo de la espontaneidad, quizás escribir sea una buena forma de empezar! espero ansiosa el multiple choice!
un beso :)