lunes, 17 de mayo de 2010

La Muerte y su Sueño

Todos pensamos en la muerte alguna vez. A veces se nos cruza su indefectible posibilidad, su misteriosa latencia; está allí, presente pero ausente. Muerte. Con su aparente lejanía y a su vez su enorme poder contigente, nos mira de lejos, a veces de reojo, en una relación fría y esporádica, inevitable pero incierta.

Me pregunto desde siempre cómo será esa figura de la Muerte; si tendrá esa forma física con la que suele aparecer en películas y novelas, con su largo vestido negro y su filosa guadaña, su rostro oculto, sombrío y su capucha tenebrosa. O tendrá otra, o no tendrá ninguna. Si ni se nos aparezca, y todo sea tan repentino y súbito que termine como si nada: una simple imágen negra, y a otra cosa.

¿Y a otra cosa? ¿Habrá otra cosa después? ¿la vida celestial, el infierno? Quizá Dios, o un simple tipo barbudo, quizá la abuela que nunca conociste, o tu tatarabuelo ruso. O simplemente "la otra vida". Una reencarnación, quizá: una planta, una simple y curiosa semilla, un gran árbol con miles ramificaciones, solitario en una plaza o uno más del gran bosque. O nada... pero la nada nos inquieta y nos cuestiona.

Siempre que pensé en la Muerte me imaginé su desenlace, pero jamás creí que sería cómo sucedió. Jamás creí que fuese de esa manera. Sólo hay dos maneras posibles para sentirla, para creerla próxima: la Muerte misma, el final infalible, o... una simple pesadilla.

No sólo pude sentirla. También aceptarla. Sonreirle.

Caía en picada dentro de un avión. Estaba con una amiga de la secundaria. Nos mirábamos, sin respuestas. En instantes, el choque y el agua de vaya a saber qué océano que entraba vertiginosamente. No había alternativas, tampoco desesperación, sino una simple resignación. Y un simple pero evidente pensamiento: "La Muerte, la misma Muerte, esta es". Miento cuando digo que fue una pesadilla; fue un sueño más, fue un sueño dulce. Curiosamente, me encantaría repetirlo, volver a enfrentarme con ella.

En fin, me levanté tranquilo, pensé en cómo será la próxima vez que viaje en avión, me tapé, y volví a dormir.

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