lunes, 18 de junio de 2012

Las fotos que no están

Mis amigos me consolaban y me decían: "No pasa nada", "no es tan grave perder la cámara". Otros, peor, me preguntaban que cuánto salía, que ya íbamos a comprar otra. No, pedazos de boludos, la cámara no importa. "La cámara me la meto en el orto", me hubiese gustado contestarles, "lo que importa son las fotos, ¡animales!".

Es que no puedo dejar de pensar, cuando me acuesto, cuando me baño, cuando me río -bueno, no sé si tanto-, en cada una de las fotos. Y esto sí es cierto. Total y completamente cierto. Me acuerdo el orden, también. Quién las sacó, cuándo, dónde, cómo. ¿Por qué? Sí, también el por qué de cada una, aunque más me acuerde de las que saqué yo que de las que sacaron los intrusos.

La foto del álbum, porque siempre hay una, era muy rara. Era como un universo, una galaxia. Una galaxia en una bola. Celeste, con sistemas solares por dentro, rojos y naranjas. Una linda foto sí. Nadie la entendía al verla. Me refiero a los que tomaban la cámara, revisaban las fotos y la dejaban sin batería, ejem. Es más, tenía miedo de que alguno encontrase la tarjeta completa y se tome el derecho de borrar las fotos que le parecían malas, porque siempre hay algún desubicado, se sabe... La foto, en verdad, era mentirosa: era la bola de la palanca de cambios de un viejo bondi de una provincia norteña. Una foto mágica. Esas palancas de las que ya no hay y que abundaban en los micros de escolares.

Había otra foto que la tengo guardadita acá, en la mente y en el archivo fotográfico de la memoria, que es el más loco entre ellos. Estábamos en el mirador El Cóndor de Iruya, allá en Salta, y justo habíamos compartido la caminata con un grupo de amigas compinches de las cuales una tenía la mejor sonrisa y los mejores dientes de todos los que conozco, a pesar de que no me gustaba en el sentido amoroso -tan sólo en el fotográfico, que no es poca cosa-. Era la foto que siempre quise. Sólo tenía que animarme a enfocarla por un rato, que a ella no le moleste, o no se de cuenta, y que sonría para mí.

Lo hizo, me acuerdo. Perfectamente. Esa sería la otra foto del álbum, la otra foto perdida. Encima, recuerdo, la había cambiado a blanco y negro segundos nates. Era su sonrisa con sus mejillas perfectas y sus lunares. Y las montañas del pueblo detrás, con distintas tonalidades y relieves. Impresionante. Estaba seguro de que me la iba a agradecer cuando se la pasase. Pero no, no tuve la oportunidad.

Hay más. Teníamos, también en ese mirador, también en blanco y negro, la foto del disco de música que sacaríamos algún día con los muchachos. Estábamos sobre una roca, éramos cinco; bien bananas Algunos en cuero, despeinados; algunos sonriendo, otros mirando seriamente a la lente y hasta cruzados de brazos. Malos, podría haberse llamado con una buena ironía el sidí.

Encima, el pensamiento más terrible, más aterrador, el que prima por sobre todos los demás, por cada foto, es qué carajo hizo el tipo que encontró la cámara con todas ellas. Si las borró todas, de una y sin mirarlas, es un hijo de puta, un insensible. Pero si las miró una por una para ver quién era el dueño de la cámara era un cínico y un cruel. Hasta me lo imagino gritando al detenerse cinco segundos en cada una de las fotos: muejejeje, ¡mía! Sólo mía.

Igual, a esta altura, ya nada importa... La cuestión es que la cámara no se sabe quién la tiene. Una imagen vale más que mil palabras, dicen, así que este texto no tiene sentido, ni puede mostrar los colores. Esta fue la anécdota, la historia detrás de las fotos que no están ni son.

O quién sabe...

4 comentarios:

Florci dijo...

Que triste, me intriga ver la foto de la palanca de cambio del bondi (siempre me gustaba mirarlas cuando subia al micro de la escuela, todas llenas de briilos y colores brillantes). Honestamente, puede haber sucedido las 3 cosas que decis, quizas borró algunas, quizas se quedó con otras y quizas se está preguntando de quien son. La gente es mala.

Anónimo dijo...

Florci: Los bondis poseen cambios automáticos. En otras palabras: no "tienen" palancas de cambios. Si conseguis una foto te ruego la difusión inmediata de la misma. Con buena onda, saludos =)=).

Darío dijo...

La gente es mala? Es muy fuerte eso, aunque podría haber sido el título.

Anónimus: los bondis viejos, tipo escuela, sí traían palancas de cambios. Por eso los que están hechos mierda en el norte, que son los que no se usan más en la capital, tienen. Todo sea por la foto perdida.

tecontaretodo dijo...

No estoy de acuerdo con vos... yo acabo de ver las fotos clarito clarito leyendo el post. Si una imagen vale más que 1000 palabras, pues escribí 1001. No las perdiste del todo...