miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cuentan, cuentan, cuentan...




"Cuentan
que los que recibieron al extraño,
-que por rara virtud también fue un héroe-
lo esperaron con su hambre y sin otra atribución."

"Cuentan" fue una de las primeras, una grata sorpresa para la gran mayoría y una especie de regalito, como él dijo antes de comenzar.

Luego, en una de sus últimas canciones, ya algo cómodo por las constantes declaraciones de amor del público femenino pero también del masculino, Silvio, otra vez en Buenos Aires, cantó:

"Soy feliz, soy un hombre feliz, y quiero que me perdonen, por este día, los muertos de mi felicidad".

Y sí, te perdonamos, le contestamos con aplausos y alguna que otra piel de gallina. Y se fue. Y volvió, porque los gritos no cedían y los cánticos menos. Y la bandera cubana flameaba, inerte, en medio de la joven masa que lo aplaudía una y otra vez. Te perdonamos, Silvio, medio que le dijimos. Y volvió. (¿Volverá?).

Como quien dice, los públicos de grandes artistas no envejecen jamás. Y allí estábamos nosotros, sedientos de arpegios y esperando por más vueltas, preparando la despedida que se avecinaba, inexorable, triste, f'inal.

Y entonces volvió ya por última vez y cantó, como para agradecer todo el cariño; para hacernos un mimo y sentirnos cerca, cerquita, a pesar de la distancia terrible, implacable que nos separaba de su escenario:

"Cómo gasto papeles, recordándote.
Cómo me haces hablar en el silencio.
Cómo no te me quitas de las ganas
Aunque nadie me ve nunca contigo..."

Porque esa noche, de alguna extraña manera, estábamos juntos. Lejos, sí, bien lejos, pero sintiéndonos. Él con su guitarra y nosotros, atreviéndonos al susurro.

"Y como pasa el tiempo,
que de pronto son años,
sin pasar tu por mí, detenida".

Seis años habían pasado desde la última vez. Quién lo hubiese dicho.

"Te doy una canción si abro una puerta
y de la sombra sales tú
te doy una canción de madrugada
cuando más quiero tu luz"

Más de tres horas juntos, después de años. Era madrugada, sí. Quién lo hubiese dicho.

"Te doy una canción cuando apareces
el misterio del amor
y si no lo apareces no me importa
yo te doy una canción".

Y aplaudimos. Mucho. Todo lo que pudimos. Quién lo hubie...

"Si miro un poco afuera me detengo
la ciudad se derrumba y yo cantando;
la gente que me odia y que me quiere
no me va a perdonar que me distraiga
creen que lo digo todo
que me juego la vida
porque no te conocen
ni te sienten".

Y volvemos a aplaudir porque creemos que en tus canciones lo dijiste todo, la vida y la muerte, el odio y el amor. Quién lo...

"Te doy una canción y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar
te doy una canción con mis dos manos
con las mismas de matar.
Te doy una canción y digo patria
y sigo hablando para ti"

-Viva Cuba-, grita, vocifera uno.

"Te doy una canción
como un disparo
como un libro
una palabra
o una guerrilla
como doy el amor"

Quién...

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