martes, 13 de septiembre de 2011

"Un taper de cariño"

Un taper con cariño adentro mío. Lleno. A punto de rebalsar. Que por momentos pareciera que explota, que volara en mil pedazos, o que simplemente se destapa y el cariño fluye y se transforma en bronca, en impotencia, desvaneciéndose. Un taper "atado con alambre". Un taper que es una bomba a punto de explotar; una granada a punto de detonar. Una bomba que hace "pi pi" todo el tiempo pero que no hace "kabum" jamás. Que tiene miles de cables verdes y rojos, indescifrables. Una bomba cuyas posibilidades de desactivación no requieren mucha suerte, ni un especialista en bombología, sino que son nulas, completamente nulas. Un taper que no puedo esconder ni arrojar lejos. Un taper que se resiste a perderse, a ser olvidado. Un taper que, a pesar de toda el agua que haya corrido debajo del puente, está ahí, presente. Un taper que no puedo guardar en mi biblioteca detrás de los libros. Tampoco en un cajón de recuerdos. Un taper que está adentro mío, quieto, profundo, a la espera de, algún día, alguna respuesta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos características importantes de un taper: conserva perfectamente lo que tiene adentro y es hermético. Si lo que tiene adentro es cariño, qué bueno que se conserve siempre fresco... pero guarda que si es muy hermético, el contenido se puede echar a perder igual si pasa mucho tiempo sin salir de ahí!

María dijo...

taper
cuando te ahogue destapá y soltá
porque el taper no va a defenderte de nada, ni del dolor
el contenido... si, hay que vivir con eso
terrible!