sábado, 26 de junio de 2010

Borrador

Me di cuenta hace poco que le temo a los momentos irrepetibles. Tardé mucho en hacerlo, en realizar semejante abstracción, pero siempre conviví con este miedo; con este temor a los encuentros irrepetibles, a los viajes y momentos únicos. Me agrada en algún punto la rutina, aunque desprecio esta idea. Me gusta tener el control sobre las cosas. ¿Sobre las personas también? Puede ser, aunque me genera rechazo que así sea. No me gustan los placeres irrepetibles y me gusta que las cosas sobren. Odio el miedo a que se puedan acabar. Por lo que no me agradan las mujeres de una sóla noche, y casi que temo los encuentros de una sóla vez. Poder repetirlos es tener las riendas sobre la situación. No tenerlas es fallar, es el fracaso. Por eso me duele tanto haberme equivocado y haberte dejado pasar como quien tiene una única oportunidad y la desperdicia, sabiendo hoy que es un imposible el que se vuelva a repetir. Lo que sí, puedo asegurarte que de tenerla, no fallaría.

Me encantaría encontrar una muchacha para enamorarme perdidamente al menos un tiempo pero no sé dónde ni cuándo. Ni cómo ni por qué.

1 comentario:

Anónimo dijo...

wow! Si vieses las boludeces que escribía a tu edad!
Cada vez que respirás es irrepetible.... vivís con miedo?
No desperdiciás oportunidades, sino que tenés la posibilidad de elegirlas. No tanto así Daniel.
Elegiste dejar pasar esa posibilidad y rumbeaste para otro lado. Tal vez preferías sentir el gusto agridullce de la duda, la soledad y la fantasía, en vez de la vertiginosidad de ir al encuentro, real, concreto.
Enamorarse y que dure es lo mejor del mundo. Los encuentros de una noche... también pueden serlo. Te propongo que no los pierdas, agarrá... no todos, pero sí algunos... como ejercicio....
Los amores están acá nomás
mm