lunes, 9 de mayo de 2011

We're jamming

Hacia las tres de la tarde, las más de diez mil personas que se reunieron en la Plaza de Mayo para apoyar la despenalización del consumo de marihuana se disponen a avanzar por Hipólito Yrigoyen.

"Nuestro bebé se está haciendo famoso", dice, entre risas, una mujer de no más de 30 años que, encolumnada detrás de la bandera principal de "No al narcotráfico" con su joven pareja, marcha mientras empuja el cochecito de su bebé, que recibe miles de flashes y saludos de los manifestantes.

Es que el carrito fue decorado para la ocasión: tiene pegadas chalas hechas a mano con cartulinas de colores.

Más atrás un grupo de amigos también se preparó para la manifestación. Los cuatro tienen carteles colgados en sus mochilas que sobresalen de sus espaldas: "Contra el narcotráfico, cultivá tus derechos", aconseja uno que tiene el dibujo de una maceta y una hoja de cinco puntas.

Hay quienes vinieron solos a apoyar la causa, como Juan, que trajo un cartel que escribió con su puño hoy a la mañana en el que detalla el artículo 19 de la Constitución Nacional.

Dicho artículo es el principal argumento que comparten todos los manifestantes para defender el consumo de una sustancia que, desde 1973 y como consecuencia de las presiones norteamericanas, está prohíbida en el Código Penal.

La ley de Drogas de 1989, -o Ley de Estupefacientes-, aseguran, sólo sirvió para meter presos a los que compran -"a los perejiles"- pero no a los que venden -"los peces gordos"-.

El artículo 19, invocado por la gran mayoría de los presentes, fue el argumento de la Corte Suprema de Justicia Nacional en el caso Arriola, de agosto de 2009, para declarar inconsitucional uno de los artículos de la Ley mencionada anteriormente (el 14), que, aún vigente, prohíbe la tenencia simple de drogas para consumo personal.

"A pesar de lo hecho por la Corte, todavía tenemos el riesgo de ir a la cárcel simplemente por tener unos gramos de marihuana", afirma Juan, preocupado, pero exhibiendo con satisfacción su cartulina.

Los manifestantes se aprietan en la angosta Yrigoyen, pero eso no detiene la alegría, que se transmite a través de banderas que flamean y en cánticos que piden -y defienden- el auto cultivo y la despenalización no sólo del consumo sino también de la tenencia de marihuana.

Al cruzar Florida, el tránsito de peatones se detiene y son varias las señoras que observan y cuchichean acerca de la sorpresiva marcha y sus generalmente escondidos actores: una señora bajita, ubicada en la esquina, aplaude a la juventud que avanza lentamente y recibe los gritos de algunos pibes: "¡Véngase, señora!", la tientan.

Otra señora, misma edad, indignada por la humareda y visiblemente horrorizada por las fotos de chalas y cigarrillos caseros, les responde a los marchantes: "La marihuana hace mal", vocifera.

Ella, sin embargo, que pita uno de tabaco, pero con firma multinacional, aún no se enteró que su cigarro hace peor.

La multitud continúa el avance y dobla, curiosamente, por la calle Piedras, para luego retomar Avenida de Mayo y dirigirse al Congreso.

Allí se espera que sea discutida una nueva ley, "que no criminalice y no estigmatice a los jóvenes", se muestra esperanzado Ricardo Paveto, psicólogo especialista en adicciones entre adolescentes; "una nueva ley que no los discrimine", resume.

Desde los edficios, hay quienes abren las persianas y saludan: un trabajador se lleva el puño derecho al pecho y luego extiende el brazo hacia la concentración, en señal de apoyo; dos señoras de un segundo piso alzan las manos como si fueran Perón en el 45.

Luego de quince minutos de marcha y tras haber cruzado la 9 de Julio, los gritos se apagan y los cánticos desaparecen hasta que una combi vieja que acompañaba la movilización hace sonar su moderno estéreo con una canción que recuperará a todos del momento bajón.

"Ju ieee", es la señal que da inicio al delirio popular.

"We're jamming, jamming", continúan todos, mientras acompañan la música del gran Bob con el movimiento de sus cuerpos. "Estamos bailando, bailando, no hay reglas, no hay compromiso, podemos hacerlo de cualquier manera", dice la canción que es casi religiosa.

Al costado de la marea de gente, los afiches de THC, la revista que coordina la marcha, llevan la foto de Victoria Donda, diputada nacional impulsora del proyecto de ley que presentó Proyecto Sur y que pretende terminar con la criminalización de los usuarios.

¿El título del afiche? "Despenalizar el consumo es combatir el narcotráfico".

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Ella, sin embargo, que pita uno de tabaco, pero con firma multinacional, aún no se enteró que su cigarro hace peor."

Buenísimo eso, coso