Una etapa en donde cada paso deja su huella, cada avance deja su marca y su sendero, su sinuoso camino; cada frase se repite una y mil veces, se queda y se va, pero vuelve, siempre vuelve. Vuelve con más fuerza, con mayor intensidad. A veces se va, pero sólo por momentos. Queda como guardada en un rincón viejo y olvidado, porque viene otra, y así otra y otra, hasta que aparece una nueva, que la suplanta y se ubica por encima, momentáneamente. Se suceden. Se suman y forman una mezcla de voces, susurros y letras que crean un pensamiento único e irrepetible. También hay miradas, que se cruzan, que se encuentran, que se hacen próximas, pero luego se alejan y se distancian. Casi que desaparecen. Pero están. Son pasado y presente. Y aparecen nuevas, nuevas y más coloridas miradas. Hay amistades, poemas, letras, historias, mujeres. Todo se mezcla, viene y va. Y uno recuerda; no elije, sólo recuerda aquello que, como por arte de magia, se ha fijado en su memoria. Tristezas y alegrías, encantos y desencuentros; besos, caricias, abrazos y retos.
"como amor por descifrar, como un Dios en edad de jugar..."